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Una visita al zoo acaba en tragedia
Un hombre que visitaba un zoo en la India murió tras acercarse demasiado a la jaula.
NUEVA DELHI, 20 de diciembre de 2007 – – Era el final de sus vacaciones y lo único que quería hacer Jyoti Prakash Bezbarua, de 50 años, era fotografiar de cerca de un tigre.
Bezbarua estaba visitando el zoológico del estado de Assam, en el noreste de la India, cuando vio dos tigres reales de Bengala, unas de las criaturas más amenazadas y bellas del planeta. En lugar de quedarse detrás de las barricadas, se escabulló entre ellas y, con la cámara de su teléfono móvil en la mano izquierda, se metió medio metro dentro de su jaula.
La tigresa Dipya, que estaba comiendo cerca, le mordió la mano, y Gobardhana, un tigre macho, se le unió rápidamente. Mientras la familia del hombre gritaba y los espectadores se apresuraban a ayudarle, la mano de Bezbarua fue destrozada por los gigantescos felinos. Más tarde moriría desangrado en un hospital cercano.
“Quería hacerse una foto, así que cruzó la cadena de barreras. Nuestros guardias de seguridad que estaban allí trataron de convencerle de que no lo hiciera”, dijo el guardián del zoo, Narayan Mahanta, a ABC News. “No es culpa del tigre ni de la barrera. … Si alguien hace este tipo de cosas, es su problema”.
Bezbarua, profesor de una Escuela Técnica Junior cercana, estaba con su mujer y sus dos hijos en ese momento. Su familia vio cómo se desarrollaba todo el incidente.
Mahanta insiste en que la culpa es de Bezbarua y que el zoo hace todo lo posible para evitar incidentes como éste. “Llevo cinco años trabajando aquí. Esto no había ocurrido nunca”, dijo, aunque en las últimas cuatro décadas, tres personas han intentado suicidarse saltando a las jaulas de los tigres.
Según Dito Joseph, de la Sociedad de Protección de la Vida Salvaje de la India, las leyes del país protegen a los tigres, no a sus víctimas. “Ha cometido un delito al acercarse al recinto de los tigres”, dijo Joseph a ABC News. “Si el tigre ataca, no es culpa del tigre. Es una negligencia por parte del visitante”.
El tigre es una especie condenada. En los últimos 100 años, hasta el 95% de la población mundial de tigres ha muerto, según los expertos. En la India, donde viven casi ocho de cada diez tigres, su población en 1900 llegaba a los 100.000 ejemplares. En la actualidad, el número se ha reducido a 1.500, según un nuevo censo publicado el mes pasado por el Instituto de Vida Silvestre de la India, gestionado por el gobierno.
Los críticos del gobierno dicen que no está haciendo lo suficiente para proteger a los animales. Son muy apreciados en Asia, sobre todo en China, y son objetivos muy valiosos para los cazadores furtivos. Una piel de tigre puede venderse por más de 10.000 dólares, y los penes de tigre, considerados un afrodisíaco mágico en China, pueden alcanzar los 13.000 dólares por kilo. Y en una India en auge, su hábitat natural está siendo sustituido lentamente por la industria y las zonas residenciales.
El zoológico de Assam, que visitan 500.000 personas al año, tiene nueve tigres. Su dieta consiste en más de seis kilos de carne por tigre cada día.
Mahanta, el cuidador del zoo admitió que estaba considerando poner más advertencias a los visitantes, pero tiene dudas. “Estamos pensando en colocar más carteles. Pero no quiero que cunda el pánico. … Tenemos que desarrollar el amor y el afecto de la gente hacia los animales”.
La afluencia al zoo hoy añadió, fue normal. ¿Y cambiará algo para los dos tigres que mataron a un visitante de 50 años delante de su familia? “Nunca han creado ningún problema. Son un animal majestuoso. A menos que los provoques”, dijo Mahanta. “No hacen nada”.