
HECHOS
- Hay dos tipos principales de baterías de litio. Una es la de litio-metal, que es desechable. La otra es de iones de litio, que es recargable. Ambas presentan el mismo peligro de inflamación y/o explosión.
- Las baterías de litio pueden sobrecalentarse y entrar en lo que se conoce como pista térmica, que es cuando una célula de litio aumenta de temperatura y provoca una reacción en cadena de calor dentro de la batería, pudiendo provocar un incendio o una explosión.
- En general, las baterías de litio son seguras y es poco probable que fallen, pero sólo mientras no tengan defectos y las baterías no estén dañadas. Cuando las baterías de litio no funcionan de forma segura o están dañadas, pueden presentar un riesgo de incendio y/o explosión. Los daños derivados de un uso, almacenamiento o carga inadecuados también pueden provocar el fallo de las baterías de litio.
- Los daños en las baterías de litio pueden producirse inmediatamente o a lo largo de un período de tiempo, por impacto físico, exposición a determinadas temperaturas y/o carga inadecuada.
- Todos los tipos de baterías de litio pueden dañarse cuando las temperaturas son demasiado altas (por ejemplo, más de 130°F). Las fuentes de calor externas (por ejemplo, llamas abiertas, calentadores, etc.) también pueden acelerar el fallo en celdas con defectos o daños por otras causas.
- Pueden producirse daños en las baterías de iones de litio cuando las propias baterías o el entorno que las rodea están a temperaturas bajo cero (32°F) durante la carga. La carga a temperaturas bajo cero puede provocar la acumulación permanente de litio metálico (es decir, chapado) en el ánodo, lo que aumenta el riesgo de fallo.
ESTADÍSTICAS
- Según diversas organizaciones de seguridad y riesgos laborales, casi 2.300 personas resultan heridas cada año en EE.UU. al trabajar con baterías de plomo o cerca de ellas.
- Si se tragan o se colocan en la nariz o los oídos, las baterías de botón pueden causar lesiones graves o la muerte, según el Centro de Intoxicaciones de la Capital Nacional. Más de 3.500 personas de todas las edades se tragan pilas de botón cada año en Estados Unidos. La mayoría pasan por el cuerpo y se eliminan, pero a veces se quedan atascadas en el esófago.