Workplace Violence at Schools – Struck-By Incidents: When Students Strike Teachers Meeting Kit – Spanish

QUÉ ESTÁ EN RIESGO

Seamos honestos, todos venimos a la escuela con el mismo objetivo: crear un ambiente de aprendizaje positivo y productivo. Como educadores, ponemos nuestro corazón y alma en la enseñanza y el desarrollo de nuestros estudiantes, y un entorno de trabajo seguro es esencial para que podamos desempeñar nuestras funciones de manera efectiva. Ahora bien, aunque afortunadamente no es algo común, hay incidentes en los que los estudiantes agreden físicamente a los docentes, y esto es una forma grave de violencia en el lugar de trabajo. Estos incidentes pueden tener un impacto real, causando daños físicos y emocionales, no solo al maestro involucrado, sino también al ambiente escolar en general. Afecta nuestra capacidad para enseñar, la capacidad de los estudiantes para aprender y la sensación de seguridad que todos deberíamos tener en la escuela.

CUÁL ES EL PELIGRO

Estos incidentes, en los que los estudiantes agreden a los docentes, pueden variar en gravedad, desde un empujón hasta algo mucho más serio. Sin embargo, incluso lo que podría parecer un incidente “menor” puede tener un impacto duradero. Analicemos los tipos de incidentes de los que estamos hablando y algunos factores que pueden contribuir a ellos:

Tipos de Incidentes – De qué se Trata:

Nos referimos a una serie de acciones físicas, como empujones o agarrones, que a menudo se producen en el calor del momento, quizá por frustración o impulsividad. Pero estas acciones pueden causar daños físicos reales y crear una sensación de malestar. Luego están los incidentes más graves, como pegar, dar patadas o puñetazos, que pueden provocar lesiones importantes. Incluso el lanzamiento de objetos, intencionado o no, puede ser peligroso, sobre todo si el objeto es duro o se lanza con fuerza.

Factores Contribuyentes – ¿Por qué Sucede Esto?

A menudo hay factores subyacentes que contribuyen a estas situaciones. A veces, los alumnos tienen problemas emocionales o de comportamiento que afectan a su capacidad para controlar sus impulsos. Un simple desacuerdo entre un alumno y un profesor puede derivar en un enfrentamiento físico si no se maneja con cuidado. Y si nosotros, como educadores, no estamos equipados con estrategias eficaces de desescalada, puede ser más difícil evitar que una situación se vuelva física.

COMO PROTEGERSE

Muy bien, seamos realistas sobre cómo podemos hacer de nuestra escuela un lugar más seguro en lo que se refiere a la agresión estudiantil. No se trata sólo de reaccionar cuando ocurre algo, sino de ser proactivos y sentar las bases de la seguridad desde el principio.

Prevención Proactiva – Estableciendo el Tono

Piénsalo así: la mejor defensa es un buen ataque. En este caso, tu «ataque» consiste en establecer vínculos sólidos con tus alumnos. Cuando se sienten vistos, escuchados y respetados, es mucho menos probable que actúen físicamente. Se trata de crear un aula en la que todos se sientan valorados y seguros. La gestión eficaz del aula también juega un papel clave. Estrategias simples como establecer expectativas claras, mantener rutinas coherentes y utilizar refuerzos positivos pueden hacer maravillas para prevenir problemas de comportamiento antes de que comiencen.

Por ejemplo, imagina que un alumno se enfada visiblemente durante un proyecto en grupo. En lugar de intervenir con correcciones o frustrarte, intenta decir algo como: «Veo que estás estresado. Hagamos un breve descanso y luego volvemos a hablar de esto. ¿Te parece bien?» Ese simple acto de reconocer sus sentimientos y ofrecer una solución puede distender la situación. Y recuerda: ¡somos un equipo! Si te preocupa el comportamiento de un alumno, no dudes en hablar con los consejeros escolares, administradores u otro personal de apoyo.

Responder en el Momento – Actuar con Inteligencia y Seguridad

Ahora, hablemos del escenario más difícil: ¿qué pasa si un estudiante se vuelve físicamente agresivo? Tu prioridad absoluta es siempre tu propia seguridad y la seguridad de los demás estudiantes. Aquí tienes un desglose de los pasos clave a seguir en el momento:

  • Crear Distancia: Lo primero que debes hacer es poner espacio físico entre tú y el alumno. Esto te ayudará a protegerte y te dará tiempo para evaluar la situación. También debes alejar a los demás alumnos para garantizar su seguridad.
  • Intentar Reducir la Tensión Verbal (si es seguro): Si la situación lo permite, intenta calmar al alumno utilizando técnicas verbales de mitigación. Habla con calma y firmeza, manteniendo un tono neutro. Evita discutir, levantar la voz o hacer gestos amenazantes. Usa frases simples como: «Veo que estás enfadado. Hablemos de esto.»
  • Activar Inmediatamente los Procedimientos de Emergencia: El tiempo es clave. Activa los procedimientos de emergencia de tu escuela de inmediato. Esto podría implicar llamar a la oficina desde un teléfono de aula o intercomunicador, presionar un botón de pánico, o seguir el protocolo de crisis de tu centro.
  • Intervención Física (Solo como Último Recurso): Esto es fundamental: no intervengas físicamente con el alumno a menos que exista un peligro inmediato para tu vida o la de los demás. Si es absolutamente necesario intervenir para evitar daños graves, usa la mínima fuerza posible. Recuerda que una intervención física no entrenada puede agravar la situación y aumentar el riesgo para todos.
  • Documentarlo Todo: Tan pronto como la situación esté bajo control, es esencial documentar todo: fecha, hora, lugar, lo sucedido y testigos presentes.

Acciones Post-Incidente – Cuidarnos y Seguimiento

Una vez resuelta la situación, es fundamental informar del incidente a tu supervisor y seguir todos los procedimientos de notificación de la escuela. Esto ayuda a identificar patrones, registrar los incidentes y establecer acciones de seguimiento adecuadas.

CONCLUSIÓN

Crear un entorno escolar seguro en el que los profesores se sientan protegidos de cualquier daño físico es una responsabilidad compartida. Comprometámonos a trabajar juntos para hacer de nuestra escuela un lugar donde todos se sientan seguros, respetados y apoyados.